¿Por qué abordamos este tema?
Se necesitan cambios y nuevos enfoques para crear producción en el sector de la moda. El sistema lineal actual en la industria textil agota las reservas de recursos naturales, contamina y degrada el medio ambiente y los ecosistemas. Promueve impactos sociales negativos significativos a nivel local, regional y global. Por sí sola, la industria textil depende casi exclusivamente del consumo de materias primas no renovables, entre ellas: petróleo durante la producción de fibras sintéticas; fertilizantes para el cultivo del algodón; productos químicos para la producción, teñido y acabado de superficies de tejidos, etc. La producción, incluido el cultivo del algodón, contribuye al uso del agua, generando problemas crecientes de escasez de agua. En 2017 la fabricación y comercialización de prendas de vestir, calzado y textiles para el hogar consumió aproximadamente 1. 3 toneladas de materias primas primarias y 104 metros cúbicos de agua por habitante de la UE, según la Agencia Europea de Medio Ambiente. Según la EEA, la fabricación de ropa, calzado y textiles para el hogar generó emisiones de 654 kg de CO2 equivalente por residente en la UE (UE-28, 2017), lo que convierte a los textiles en la quinta fuente más grande de emisiones de CO2 relacionadas con el consumo privado.