Materiales reciclados
Los materiales reciclados son una alternativa sostenible a los materiales tradicionales porque se producen a partir de materiales de desecho en lugar de materias primas y porque utilizan menos energía y productos químicos para su procesamiento, por lo que tienen un menor impacto en el medio ambiente.
Además, como en el caso de los sintéticos, que se producen a partir de botellas de plástico y otros residuos plásticos, su procesamiento suele ir asociado a la recogida de residuos dispersos en el medio ambiente.
Este es el caso, por ejemplo, del nailon regenerado ECONYL®, elaborado a partir de residuos como redes de pesca de los océanos y de la acuicultura, restos de telas de fábricas y alfombras destinadas a los vertederos. Una vez recogidos, los residuos se limpian y se inicia el procesamiento para recuperar el nailon. A través de un innovador proceso de purificación, los residuos se regeneran y recuperan su calidad original. El nailon regenerado se vuelve a hilar para producir nuestras prendas.
Gracias a este proceso de reciclaje circular, que convierte los residuos en un nuevo recurso, el impacto en el calentamiento global podría reducirse en un 80 por ciento, en comparación con el nailon común producido a partir de petróleo. Por cada 10.000 toneladas de materia prima necesarias para producir hilo ECONYL®, se ahorran 70.000 barriles de petróleo crudo y 57.100 toneladas de emisiones de CO2.
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De hecho, este es uno de los principales problemas relacionados con las fibras sintéticas, que generalmente se derivan del petróleo y sabemos que los combustibles fósiles son los principales contribuyentes al calentamiento global. Tampoco son biodegradables; si están dispersos en el medio ambiente, permanecen allí durante siglos.
En los últimos años, las fibras recicladas se han vuelto cada vez más populares; por ejemplo, el poliéster reciclado aumentó del 9 al 14 %, entre 2008 y 2019. La producción tradicional de poliéster tiene un impacto ambiental menor que la producción de fibras naturales en términos de agua y tierra; sin embargo, la energía necesaria para producir poliéster lo convierte en un proceso de alto impacto. Si la industria crece como se prevé, para 2050 podría utilizar más del 26% del presupuesto de carbono, asociado con una trayectoria de 2 grados.
Además, en el caso del poliéster reciclado hay un impacto ambiental significativamente menor que el convencional: un 90% menos de sustancias tóxicas, un 60% menos de energía y un 40% menos de emisiones. Proviene principalmente de botellas de plástico PET, pero también se puede producir utilizando otros plásticos posconsumo, como desechos del océano o telas y prendas de vestir de poliéster, o a partir de residuos de procesamiento previo al consumo, como restos de telas industriales.
La mayor parte del poliéster se recicla mecánicamente. Sin embargo, con el desarrollo de nuevas tecnologías, se espera que la cuota de mercado del poliéster reciclado químicamente crezca en los próximos años.