Fines y objetivos de la formación en la empresa
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La competitividad de cualquier empresa se basa principalmente en la calidad y las competencias de sus empleados. La formación del personal puede mejorar su rendimiento y productividad y garantizar que disponen de las competencias requeridas por la empresa. Una formación eficaz puede ser fundamental a la hora de contratar nuevos empleados o en el proceso de cambio de prácticas empresariales o en otras situaciones, por ejemplo, en la producción de nuevos productos. Además, a medida que una empresa crece, las competencias necesarias para seguir teniendo éxito pueden cambiar. (Rosenwald, 2000), lo que significa que sus empleados necesitan adquirirlas para mantener su posición y para que la empresa alcance sus objetivos.
Las actividades de formación y desarrollo de la mano de obra han despertado el interés de las comunidades empresarial y académica. Este hecho queda demostrado por datos recientes que revelan que las organizaciones gastan más de 30.000 millones de dólares anuales en este ámbito (Saharan, 2011). Como demuestran las estadísticas, las inversiones que las organizaciones y las empresas realizan en la formación de su mano de obra no dejan de aumentar. Hoy en día, cada vez más empresas diseñan y ejecutan planes de formación de forma sistemática, identificando las necesidades de formación de su personal, lo que da lugar a que las actividades de formación se vean coronadas por el éxito y tengan consecuencias positivas cuantificables para la empresa (Black et al., 2001). Por ejemplo, según informan Milhem et al. (2017), el número de horas de formación y de formación en la empresa que las organizaciones y empresas dedicaron a su plantilla aumentó de media de 4.000 horas en 2009 a 4.670 horas en 2016.
Se puede considerar que el objetivo de la formación en la empresa es la adquisición, el desarrollo y el mantenimiento del capital humano que una organización o empresa necesita para llevar a cabo sus actividades. En el sentido más amplio, la formación en la empresa se lleva a cabo para mejorar el rendimiento laboral. Por lo tanto, la formación se refiere a los esfuerzos planificados y sistemáticos de la empresa para cambiar o desarrollar los conocimientos, habilidades y actitudes de sus empleados, proporcionándoles experiencias de aprendizaje. Como actividad, la formación en la empresa adopta, como se verá más adelante, varias formas, incluida la distinción entre educación y formación, formación en el trabajo y fuera del trabajo, y formación formal e informal a través de la experiencia laboral (Dearden et al., 2006).
La formación y la educación han crecido significativamente en los últimos años, sobre todo en cuanto a su importancia e influencia en diversos sectores del mercado. En consecuencia, las empresas parecen ser muy conscientes de que la inversión en proyectos de formación para sus empleados tiene un impacto significativo en el éxito y la realización de sus objetivos estratégicos y, en este sentido, ahora perciben la formación como la herramienta para obtener una ventaja competitiva en el mercado.