Formación en el puesto de trabajo y desarrollo de los recursos humanos
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Como organizaciones, las empresas son instituciones que en nuestra sincronía definen significativamente el mercado, ya que producen productos y prestan servicios necesarios
para satisfacer nuestras necesidades (Williams y Anderson, 2012). Y como sostienen Uhl- Bien, et al. (2016), son agentes de poder y autoridad que, a través de las decisiones que toman, su impacto se extiende no solo al nivel del trabajador, sino también, más ampliamente, al de la sociedad y los Estados.
Comprender las características específicas del comportamiento de una organización, que es un colectivo humano en el que se desarrolla de forma jerárquica una estructura particular de relaciones formales, funciones, sistemas, normas y procedimientos a la luz de una estrategia específica y unos objetivos definidos, es muy importante, sobre todo para quienes se encuentran en la pirámide de dirección y participan activamente en la toma de decisiones. Esto se debe a que tienen que conocer los mecanismos que desencadenan el comportamiento humano, los principios y métodos para ejercer el liderazgo, los factores que afectan a la comunicación en el lugar de trabajo, las causas y los métodos para resolver los problemas, debilidades y disfunciones que surgen en la gestión de los procesos dentro de la organización (Mullins, 2012). En definitiva, se requieren competencias que pueden tener un efecto decisivo en las empresas y organizaciones.
Estas competencias, que son un requisito previo para cualquier lugar de trabajo moderno, han puesto de relieve la necesidad de una forma específica de formación, centrada en la investigación de las necesidades de formación y en el diseño y la aplicación de programas destinados a desarrollar los recursos humanos. El término «recursos humanos», ampliamente utilizado en los últimos años, se prefiere al de «personal» o «empleados», ya que subraya la importancia del factor humano en la empresa moderna (Pace et. al., 1991), al ser quizá el componente más crítico en el crecimiento y la sostenibilidad de una empresa. Los recursos humanos y su desarrollo son competencia del departamento de recursos humanos de una empresa, cuya preocupación no es sólo proporcionar a la empresa el número necesario de empleados, sino también dotar a la empresa de empleados que posean los conocimientos, competencias y habilidades necesarios y que puedan desarrollarse y contribuir de diversas formas al crecimiento de la empresa. Las necesidades de recursos humanos varían y se definen por separado (García, 2005). Cada persona lleva su propia carga de conocimientos, competencias y experiencia, lo que da lugar a que en una empresa se desarrollen múltiples identidades y roles, diferentes motivaciones y, en consecuencia, diferentes necesidades.
Así, por ejemplo, antes de que los nuevos contratados asuman sus funciones, necesitan formación sobre el alcance de su puesto y los procedimientos desarrollados en la empresa. Proporcionar una formación adecuada garantiza una alta productividad de los nuevos empleados y el mejor aprovechamiento de su potencial (Chitteris, 2001). Los trabajadores más veteranos, respectivamente, necesitan recibir formación para hacer frente a las nuevas exigencias, así como para mejorar y prepararse para asumir tareas cada vez más importantes. Por lo tanto, las necesidades de formación pueden ser diferentes en función de la población destinataria, pero la necesidad de formación adicional es incuestionablemente necesaria en todos los casos y para todos los trabajadores.
Teniendo en cuenta las diferentes necesidades, la formación continua es un proceso de aprendizaje destinado a adquirir los conocimientos y las competencias que se consideran necesarios para que el trabajador pueda responder a las exigencias de su puesto de trabajo (Chitteris, 2001).
Los empleados son un parámetro crítico y clave en cualquier organización, por lo que la consecución o no de sus objetivos está estrechamente relacionada con el desarrollo de los empleados y el desempeño de sus competencias de acuerdo con la finalidad de la descripción del puesto de trabajo. Por ello, en los últimos años, las organizaciones se han mostrado positivas en el desarrollo de las competencias técnicas y científicas en general de su plantilla, a través de la puesta en marcha de diversos programas de formación, con el fin de conseguir un incremento en el rendimiento de los empleados y su desarrollo integral. Y cuando hablamos de desarrollo de los empleados, en realidad estamos hablando del desarrollo de las competencias de cada individuo, pero también de la organización en su conjunto (Antonacopoulou, 2000). Por lo tanto, la formación de los empleados está indisolublemente ligada a su rendimiento. Esto significa que si los empleados, gracias a la formación, están más capacitados, esto se traducirá en un mayor grado de satisfacción laboral, un mayor grado de compromiso organizativo y, en consecuencia, su rendimiento mejorará y aumentará. Y, sin duda, cuando se promueve el rendimiento de los empleados, aumenta la eficacia de la organización (Champathes, 2006).